Un Techo Para Un Psicólogo
  Javier Rey
 
Curamos. Ayudamos. Guiamos. Sanamos. Charlamos. Brindamos herramientas. Somos un placebo. Brujos del dos mil. Sugestionamos. Clasificamos. Etiquetamos. Embolsamos. Normalizamos.
Pasamos Historia, Sociología, Epistemología, Bases pensando que era para pagar derecho de piso cuando lo realmente importante está ahí. En lograr comprender la complejidad del ser humano, la sociedad en la que vivimos, las bases fundamentales para practicar una ciencia sin transformarla en brujería, el piso biológico en el que se asienta la psicología y ni que hablar del filosófico. Entonces, ¿cuáles son los criterios de normalidad que utilizamos para poner etiquetas? ¿Dé donde los sacamos? ¿De un firme cuestionamiento sobre los valores morales y éticos de nuestra sociedad o de nuestra propia moral? ¿Sabremos las consecuencias de nuestras palabras, de nuestras afirmaciones como profesionales de la salud? ¿O creeremos realmente que nuestra palabra será sanadora y en el peor de los casos incomprendida? Porque hasta “sanadora” me da un poco de miedo ¿qué queremos sanar? ¿Sanadores como promotores de la “normalidad” o como catalizadores de la “singularidad”?
Espero que no se confundan estas preguntas con el nihilismo. No creo que no haya nada que hacer, que estemos parados en la nada y que no haya dirección en la que ir. Sí pienso que para hacer hay que, por lo menos, plantearse estas preguntas de vez en cuando para no olvidar de dónde venimos, donde estamos y quienes somos (o de donde creemos que venimos, donde creemos que estamos y quienes creemos que somos). Que provenimos de la contradicción y que trabajamos con la contradicción, que en la mayoría de los casos trataremos con neuróticos tan neuróticos como nosotros y que el poder que nos otorga ese pedazo de papel sellado y firmado que encuadramos y colgamos de la pared como un cazador lo hace con su cabeza de alce es tan peligroso como ilusorio. No puedo afirmarlo, pero creo que esa es la bajada a los infiernos que propone Foucault. Personalmente considero estas cuestiones mucho más importantes que pararnos en el medio de un hospital y zarandear La santa Biblia Ey o DSM IV (como prefieran) sin preguntarnos siquiera si estamos capacitados dar la misa.

1 - Sobre los discursos. Un punto de partida (14/07/2008)
 
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